El ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, genera indignación nacional al reconocer una feria de las vacunas contra el Covid-19.

Ya no es cinismo, es inmoralidad. Esa es la característica del ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos.
Cinismo era cuando Zevallos aseguraba que los médicos se contagiaron de Covid-19 en el ámbito social y llevaron el virus a los hospitales.
Incapacidad fue cuando el ministro señalaba que las pruebas masivas no sirven. Así contradecía las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ahora inmoralidad es cuando Zevallos, el pasado domingo, acudió al exclusivo centro gerontológico del Hospital de Los Valles, en Quito.
Con él fue una brigada que llevaba las escasísimas vacunas de Pfizer contra Covid-19. Propio de los que ocultan algo, personas sin identificar desalojaron al equipo periodístico de Ecuavisa que cubría la vacunación.
Una actitud bastante rara teniendo en cuenta el show que se montó para traer 8.000 dosis al país.
No solo es que se prefirió vacunar un centro gerontológico privado frente a otros públicos, que albergan a ancianos abandonados. Las cosas son peores.
Durante el fin de semana corrió el rumor de que familiares de Zevallos viven en el centro gerontológico del Hospital de Los Valles.
Muy suelto de huesos el ministro lo confirmó este lunes 25 de enero de 2020. Ante las cámaras aseguró que no solo un familiar suyo reside allí, sino varios.
Para paliar el escándalo y la indignación nacional el “Comité de Transparencia del Proceso de Vacunación” pidió que se inmunice al presidente Lenín Moreno “por su alta vulnerabilidad y necesidad nacional de buen estado de salud”.
También solicitaron que se vacune a los expresidentes de la República, titulares de las otras funciones del Estado, de la Fiscalía, de Fuerzas Armadas y la Policía. Es decir vacunar a todo el arco político del país.
Semejante propuesta tendría sentido si ya estuviera inmunizado todo el personal médico ecuatoriano, lo cual no ocurre.
El gobierno y la clase política que lo apoya, incluido casi todo el espectro mediático, alcanzan la máxima expresión de la inmoralidad. Llenan de indignación nacional a un país que está a dos semanas de acudir a las urnas.
Todo ello mientras se acumulan denuncias de funcionarios administrativos de hospitales que acceden a la vacuna.
La feria de las vacunas desnuda al gobierno de Moreno pero especialmente a un ministro de Salud indolente, que no se conmueve por el dolor de la pandemia, ni por el sacrificio de médicos mal pagados y sin cumplirles la promesa de contratación fija.
Mientras Zevallos vacunaba a su familia, los médicos residentes que apenas tienen sueldo se quedaban sin vacuna. La inmoralidad copa de lleno al Gobierno ecuatoriano con el ministro de Salud como máximo exponente.
No fue suficiente el reparto de los hospitales, ahora, para desgracia de este país, viene el reparto de las vacunas. ¿Qué tiene que ocurrir para que la Asamblea inicie un juicio político contra este funcionario? (O)
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